[1] Sustituye a la moneda metálica, que, especialmente en grandes cantidades, resulta más incómoda de llevar siempre en la mano o bolsillo.
En la actualidad, solo circula como moneda de curso legal y no es cambiable por oro o plata.
Formalmente, se trata de un papel impreso, con diversos diseños, marcas y firmas que garantizan su autenticidad.
Las aseveraciones del famoso explorador solamente se pudieron verificar años más tarde, con los billetes emitidos durante el siglo XIV por la dinastía Ming.
Poco después de que el papel moneda comenzara a existir, aparecieron los inevitables falsificadores.
Las penas aplicadas no eran poca cosa y el delito de falsificación se castigaba con la sentencia a muerte del implicado.
Así, no hacía falta cargar con la famosa bolsa llena de monedas, mucho más llamativa y pesada.
Sin embargo, no siempre es así, e históricamente el papel moneda de los países solía ser gestionado íntegramente por bancos privados.
En las dos Regiones Administrativas Especiales de la República Popular China, los acuerdos son similares a los del Reino Unido.
En Luxemburgo, el Banque Internationale à Luxembourg estaba autorizado a emitir sus propios billetes en francos luxemburgueses hasta la introducción del euro en 1999.
Los billetes emitidos por los bancos centrales tenían un riesgo teórico al estar respaldados por oro y plata.
A menudo, la composición del papel incluye lino, algodón u otras fibras textiles.