Por ejemplo, los antiguos mayas empleaban almendras de cacao como moneda de pago en sus transacciones comerciales y se ha descubierto que en algunos lugares circularon almendras «falsas» rellenas con arena o lodo.
Para evitar esta técnica de cercenado, se empezó a acuñar monedas con «cordoncillo», consistente en un cordón acuñado en el canto con el fin de evitar su recorte, aunque posteriormente en el cordón del canto ha sido sustituido por otros motivos.
En muchos casos los gobernantes castigaban con penas muy severas a los que realizaban estas actividades.
Los castigos muy severos eran reservados para actos de traición contra el Estado soberano o la Corona, no para un simple delito.
Cuando «Alejandro el barbero» fue apresado, en lugar de ejecutarlo, el emperador decidió emplearlo para utilizar sus habilidades.
A cada invento para conseguirlo, las autoridades oponen un sistema que haga más difícil la falsificación.
Alemania y Austria tuvieron un rol activo en esta conspiración, que requirió del uso de maquinaria especial.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis intentaron implantar un plan similar (denominado Operación Bernhard) contra los Aliados.
Los alemanes no llegaron a poner en acción su plan, y debieron arrojar los billetes falsos en un lago.
[10] Desde que comenzó a circular el Euro en 2002, ha habido un rápido incremento en la falsificación de monedas y billetes.
Los billetes son «provistos por la imprenta del gobierno de Pakistán (en Quetta) en forma gratuita a falsificadores basados en Dubái quienes a su vez, lo introducen en forma subrepticia en la India», indicó el informe.
[11] Se especula que este dinero es posteriormente utilizado para financiar actividades terroristas en la India.
Una serie de atentados terroristas ocurridos recientemente en la India habrían sido financiados con dinero falso impreso en Pakistán.