En ese momento no existía suficiente personal para investigar todos los delitos del tipo federal, por lo que el Servicio Secreto fue utilizado para investigar desde los asesinatos, hasta los juegos de azar ilegales.
Actualmente ya no cuenta con estas funciones, que pertenecen al FBI desde su creación en 1908.
Tras el asesinato del Presidente William McKinley en 1901, el Congreso pidió al Servicio Secreto que brindara protección presidencial.
Un año más tarde, el Servicio Secreto asumió a tiempo completo la responsabilidad de la protección del Presidente.
En 1902, William Craig fue el primer agente del Servicio Secreto muerto mientras viajaba en el transporte presidencial, en un accidente de tráfico.