Los Bancos Centrales Nacionales (BCNs) del Eurosistema y el Banco Central Europeo (BCE) están facultados para emitirlos, aunque en la práctica tan solo los primeros lo hacen físicamente.
[2] En 2009, el Tratado de Lisboa formalizó la autoridad política del euro, el Eurogrupo, junto con el Banco Central Europeo.
El diseño de cada una está basado en la arquitectura europea en varios periodos artísticos.
Se tuvo cuidado en que los ejemplos arquitectónicos no representaran monumentos existentes actuales para no llegar a la controversia de cuáles deberían ser los elegidos para mostrarse.
Elementos comunes a todos los billetes son la bandera de la Unión Europea, un mapa de Europa en el reverso, el nombre «EURO» en los alfabetos latino y griego —también en cirílico en los billetes de la segunda serie—, las siglas del Banco Central Europeo en cinco versiones (BCE, ECB, EZB, ΕΚΤ, EKP) —se añaden nuevas versiones (ЕЦБ, ESB, EKB, BĊE, EBC) en la segunda serie— y la firma del presidente del Banco Central Europeo.
Seguirán en circulación junto con los de la serie Europa hasta agotar existencias.
[16] Las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea que se muestran en los billetes son: Azores, Guayana Francesa, Guadalupe, Canarias, Madeira, Martinica y Reunión.
Malta y Chipre no se muestran en la primera serie ya que Malta es demasiado pequeña para ser mostrada ya que el tamaño mínimo de representación era de 400 km² por causas de impresión[17] y Chipre se encuentra demasiado al este.
En cuanto a las siglas del Banco Central Europeo, están escritas en diez variantes lingüísticas: BCE, ECB, ЕЦБ, EZB, EKP, EKT, ESB, EKB, BĊE, EBC.
[23] Sin embargo, a fin de preservar su seguridad, la lista completa es un secreto celosamente guardado.
(visto desde el reverso, una barra oscura representa un 1 y una barra clara representa un 0) El último dígito del número de serie es un dígito de comprobación entre 1 y 9, que satisface el siguiente criterio: si la letra inicial se sustituye por su posición en el alfabeto internacional, entonces el resto de la división del número resultante por 9 es 8.
[cita requerida] Este resto se puede obtener fácilmente sumando los dígitos del número y, si la suma todavía no resulta en un número obviamente divisible por 9, repitiendo el proceso.
Por ejemplo: al sustituir la letra por su posición en el alfabeto, Z10708476264 se queda en 2610708476264.
Como alternativa, sustituir la letra por su código ASCII hace que el número resultante sea divisible por 9.
24+2+8+0+4+6+6+6+1+5+7+2=71; después, 7+1=8 24+1+9+9+9+7+5+5+6+6+2+6=89; dado que el resultado tiene dos cifras, sumamos de nuevo: 8+9=17; y por el mismo motivo, 1+7=8.
En el reverso, dentro de la ventana, aparecen números multicolor que muestran el valor del billete.
Se incluyó también a países que todavía no han adoptado el euro.
(1) Resultado de sumar los 11 dígitos, y de nuevo volver a sumar los dígitos del resultado Dinamarca, el Reino Unido y Suecia no utilizan el euro, pero tenían los códigos W, K y J reservados para la primera serie de billetes.
La R estaba reservada para Luxemburgo pero, aun estando en la eurozona, no se llegó a utilizar.
Los BCNs que emitían billetes podían obtenerlos libremente de cualquier imprenta autorizada y lo hacían en cantidades variables.
[24] El Banco Central Europeo ha indicado que «imprimir un billete de 1 euro es más caro (y dura menos) que acuñar una moneda de 1 euro».
[25] En estos últimos años, no ha vuelto a haber ninguna petición oficial al respecto.
El objetivo es registrar el mayor número de billetes posible, a fin de conocer detalles sobre su difusión (desde dónde y hacia dónde viajan en general), realizar su seguimiento (dónde ha sido visto un billete en particular) y generar estadísticas y rankings (por ejemplo, en qué países se registran más billetes).