Beneficencia en España

El dato más antiguo sobre beneficencia en España se remonta según el Dr. Rubio[1]​ a 1438, en cuyo año y con motivo de una gran epidemia que afligió España, se fundó un hospital en el sitio del que fue Buen Suceso: hospital que se dedicó al socorro y cura de los contagiados.

En 1545 el monje benedictino Juan de Medina publicó una obrita, titulada La charidad discreta practicada con los mendigos y utilidades que logra la República en su recogimiento, impresa por primera vez en Salamanca en dicho año y reimpresa en Valladolid en 1757.

Al principio, no tuvo este hospital más que cuarenta camas.

En 1587 se incorporó al hospital general pero al poco tiempo, fue restituido a su primera casa y aumentado hasta doscientas camas, sirviéndose de iglesia la de San Millán.

Este hospital tenía su edificio e iglesia en la calle de Silva.

En 1624 se comenzó a formar el Real hospicio general de pobres del Ave María.

En 1649, Antonio Contreras fundó el entonces nuevo hospital de convalecientes.

Su construcción terminó en 1693 y es uno de los establecimientos que mejor han respondido siempre a su objeto.

Se exceptuaban de la asistencia las enfermedades crónicas y contagiosas, como son héticos, gálicos, reumatismos, gota, hidropesía y tísicos y menos a todo aquel que se verifique tener dos hermandades de socorro, según expresan las ordenanzas de esta congregación.

A finales del siglo XVIII se conservaba todavía.

La hospitalidad domiciliaria de Madrid estuvo mucho tiempo reducida a las parroquias de San Martín y San Ginés hasta que en 1754, mandó el rey que se hiciera extensiva a las demás.

Este asilo se cerró en 1812 volviéndose a abrir con seis camas en marzo de 1815.

Diccionario de higiene pública y salubridad, 1896, Ambrosio Tardieu