En el siglo XIX, el rey José I de España mandó acuñar durante su reinado dos sistemas monetarios paralelos basados en el real como unidad monetaria, pero con dos valores diferentes: el real español tradicional y el «real de vellón» (nombre de la aleación de cobre y plata en que estaba acuñado), con una equivalencia de dos y medio (2 1⁄2) reales de vellón por cada real tradicional.El último monarca que acuñó el real español tradicional fue Fernando VII.Isabel II tan solo acuñó monedas con facial expresado en reales de vellón.Antes de la primera reforma monetaria decimal, durante el reinado de Isabel II se acuñaron monedas de 1, 2, 4 y 8 maravedís en cobre, 1, 2, 4, 10 y 20 reales en plata y 80 reales en oro.Posteriormente, desde 1850, se adoptó el sistema decimal que dividía el real de vellón en 10 décimas o en 100 céntimos de real, aunque las monedas anteriores al nuevo sistema nunca perdieron su valor adquisitivo y, por tanto, seguían normalmente en circulación.