Acorazados que si poseían sus oponentes chinos, si bien estos adolecían de una gran desorganización y unas dotaciones poco preparadas.
La escuadra nipona estaba al mando del almirante Sukeyuki Ito, comandante en jefe de la flota combinada.
La segunda división, denominada división ligera, estaba al mando de su subordinado el contraalmirante Tsuboi Kozo (buque insignia: crucero Yoshino) y estaba constituida por 4 modernos cruceros protegidos con calibres principales de 320, 260 y 152 mm.
Al poco rato, los dos buques, envueltos en llamas, fueron puestos fuera de combate, embarrancado el Yang Wei en unos arenales y hundiéndose el Chao Yung.
El crucero Chih Yuan se alejó sin motivo aparente del lugar de la batalla y puso rumbo a Port Arthur; más tarde, su comandante sería decapitado por cobardía.
La batalla del río Yalu había terminado demostrando la superioridad de las bien adiestradas tripulaciones japonesas sobre sus adversarios, que pese a poseer, sobre el papel, una flota más potente que la nipona, no consiguieron derrotar a ese enemigo, teóricamente más débil.