Tras concluir con una victoria española el encuentro en el Paso del Muerto fue herido mortalmente el apodado por los peninsulares como el Cid Negro y pocas horas después moriría.
Después de una cuesta, se bajaba una resbaladiza pendiente al cabo de la cual pasaba un desfiladero en cuya orilla opuesta se hallaban los rebeldes dominicanos en el punto llamado el Paso del Muerto, que era un desfiladero difícil rodeado de un frondoso bosque, y al que conducía un camino estrecho y en mal estado.
Posicionados los independentistas en el espeso bosque, empezó un fuego muy nutrido por ambos bandos, con lo cual el Brigadier Suero ordenó que le acompañasen tres compañías más el mismo batallón al mando de su primer jefe con una pieza de artillería de montaña, doce ingenieros con un oficial y veinte caballos con otro; disponiendo asimismo que con las cuatro compañías restantes de aquel cuerpo, artillería, caballería e ingenieros, el Coronel Luis Rodríguez defendiese y conservase a toda costa aquel punto y que tomara medidas convenientes para la protección de la columna.
El Teniente General Santana sintió amargamente la pérdida del Brigadier Suero, pues veía que iba rápidamente descendiendo a la nulidad por la falta de sus amigos y la hostilidad de sus compatriotas.
[1] Ramón González Tablas se refirió a como fue sentida la muerte del Brigadier Suero en el ejército español de la siguiente forma: En el periódico estadounidense The New York Times fue titulada la noticia de su muerte como Un general negro en el servicio español herido de muerte, etc.[3] En el periódico español La Iberia se narra otra versión de la muerte del Brigadier Suero y que empieza así:[4]