Batalla de la Sabana de San Pedro

[1]​ La victoria española se convertiría para los independentistas en la derrota más desastrosa que padeció el ejército Libertador Dominicano durante todo el transcurso de la guerra.

[4]​ La situación del General Luperón era tan desesperante que le gritó al comandante Royer: “Dispárale el cañón aunque me mate”.

El cañón mataría varios soldados españoles, y el General Luperón a todo galope montado al pelo en su mula pasó entre la caballería española que no podía creer lo que veía y aunque el comandante independentista se salvara no correría con la misma suerte el General Antonio Caba; mientras se aferraba valientemente a las bayonetas de los cazadores del Batallón de la Reina hasta que no pudo más.

[5]​[6]​ Cuando más comprometida estaba la situación de los insurrectos, el Coronel Florencio Hernández, que ya combatía casi cuerpo a cuerpo con los soldados españoles recibió la orden de retirarse y en esas circunstancias el Mariscal de Campo Antonio Abad Alfau, su enemigo personal, lo retó a batirse a duelo y, al considerarse desafiado en su dignidad aceptaría, acabando muriendo.

En una parte del informe del General Mella que es dirigido a los Generales Salcedo, Eusebio Manzueta, Gaspar PoIanco y Aniceto Martínez se referiría a los hechos acontecidos en la Sabana de San Pedro de forma alarmante, expresando que:[2]​ En las siguientes ocasiones luego de aquel grave fracaso para los independentistas por haber tomado la decisión de librar combates en campo abierto el General Luperón obedecería la decisión del General Mella y ayudado por Marcos Evangelista Adón desde su campamento en lo que es actualmente La Victoria emprendió una guerra de guerrillas en la zona comprendida entre Monte Plata, Guanuma y Bayaguana, atacando los convoyes españoles que iban a llevar municiones, alimentos y refuerzos a las tropas acampadas allí, aunque no obtendría con el mando de Jefe ninguna victoria contra los españoles.

El General don Juan Suero , apodado el Cid Negro por los peninsulares.