Durante la batalla fueron hechos prisioneros los principales jefes militares del bando realista que apoyaba a Juan II de Aragón, aunque el jovencísimo príncipe heredero don Fernando logró escapar y volver junto con su padre Juan II por vía marítima a Tarragona.
Por temor a ser pillado entre dos fuegos levantó su campamento y el 3 de septiembre entraba en Barcelona.
En su apoyo zarpó desde Tarragona al frente de una flota Juan II, que desembarcó en Sant Martí d'Empúries el 2 de octubre y entró en Gerona el 27.
El príncipe Fernando logró escapar milagrosamente y junto a su padre regresó a Tarragona en la escuadra que lo había traído el mes anterior.
Al poco tiempo también caía en su poder el castillo de Bagur, siendo derruidas las dos fortalezas.