La paz de Anagni se firmó en 1295, y en ella Jaime el Justo cedía el Reino de Sicilia a los Estados Pontificios, y recibía del papa en compensación 12 000 libras tornesas y probablemente la promesa de infeudación de Córcega y Cerdeña.
En el mismo documento, Carlos de Valois renunciaba a la Corona de Aragón, y Jaime II devolvía Baleares a Jaime II de Mallorca, al que habían sido confiscadas por Alfonso el Franco.
Tras conquistar Squillace, durante el sitio de Catanzaro,[nota 2] Roger de Flor pactó con los sitiados y las villas vecinas una tregua de 40 días; y si no recibían refuerzos angevinos, se rendirían.
Federico II se dirigió e hizo retornar lo tomado, liberando prisioneros angevinos de las galeras para compensar los muertos, pero distanció al rey y al almirante.
La guarnición decidió rendirse si en treinta días Federico II de Sicilia no les enviaba socorro.