Su administración se cedió a principios del siglo XIV al Cabildo Catedralicio y en 1542 fueron vendidos.
Los baños destacan por su tamaño, estando entre los más grandes construidos por los musulmanes en la península ibérica.
También siguen un diseño relativamente diferente al habitual en los hammanes, con una amplia sala templada o wastani en el centro.
La primera es que su planta corresponde a la perfección con el trazado de las calles circundantes, el cual ha variado poco.
Tras la adquisición, la congregación comenzó a levantar un convento en los baños, el Dulce Nombre de Jesús.
Gestoso y Pérez hace una descripción del convento y alude a los restos islámicos: "La iglesia actual, que más bien puede llamarse capilla, atendidas sus pequeñas proporciones, es una construcción sin mérito alguno, según el estilo del siglo pasado.
La escalera está cubierta de sencillo artesonado, cuyo viguerío conserva en partes la pintura antigua, con adornos mudejares.
La planta sigue el modelo habitual islámico, con un patio rodeado por un pórtico y varias salas donde se desarrollaba el baño.
El patio ocupaba el lugar central del complejo, en torno al cual se disponían las diferentes estancias.
Entre los brazos de la U se abría un pozo, que habría incluido una noria para transportar el agua.
La decoración en los muros habría constado de pinturas y yeserías, a juzgar por los hallazgos en distintas partes del baño.
En algunas bóvedas han aparecido paños de sebka bajo el enlucido, con un diseño muy similar a los presentes en la Giralda y el Patio del Yeso en el Real Alcázar, lo que ha permitido situar el edificio como contemporáneo.