El matemático Roger Penrose modificó el argumento en su primer libro sobre la consciencia: The Emperor's New Mind (1989), donde lo utilizó para sentar las bases de su teoría de la consciencia: la reducción objetiva orquestada.
[5] Él considera que esta disparidad significa que los matemáticos humanos no se pueden describir como sistemas formales (cuyos teoremas se pueden demostrar usando un objeto abstracto como una computadora) y, por lo tanto, ejecutan un algoritmo no computable.
Si el colapso es verdaderamente aleatorio, entonces ningún proceso o algoritmo puede predecir de manera determinista su resultado.
Esto proporcionó a Penrose un candidato para la base física del proceso no computable que, según su hipótesis, existía en el cerebro.
[10] Penrose buscó reconciliar la relatividad general y la teoría cuántica utilizando sus propias ideas sobre la posible estructura del espacio-tiempo.
[5][11] Sugirió entonces que en la escala de Planck el espacio-tiempo curvo no es continuo, sino discreto.
Penrose afirmó que dicha información es platónica, representando pura verdad matemática absoluta en la escala de Planck.
De manera similar, Minsky argumentó que debido a que los humanos pueden creer ideas falsas como verdaderas, la comprensión matemática humana no necesita ser consistente y la consciencia podría tener una base determinista.
[29] Los errores no implican directamente que la mente humana sea inconsistente per se: los organismos biológicos están sujetos a perturbaciones cognitivas, una memoria a largo plazo reducida y a cambios de atención; estos reducen nuestra capacidad de razonamiento y hacen que los humanos actuemos inconscientemente sin tener en cuenta todas las variables de un sistema.