Acrótato encontró la muerte antes que su padre, quien pereció en 309 a. C. Areo y Cleónimo, hijo menor de Cleómenes, pudieron entonces reivindicar el trono.
Con Areo, Esparta jugó de nuevo un papel activo en el mundo griego.
Sin embargo, el plan no pudo cumplirse, porque Crátero, hermano de Antígono, que gobernaba Corinto, impidió el paso del istmo y que la flota egipcia encontrase una base de desembarco.
Encontró la muerte durante el tercer intento, en 265 a. C.,[7] antes del arcontado de Eménidas en Atenas.
[9] Fue un rey fuerte, que pudo rivalizar con los otros monarcas helenísticos: el decreto de Cremónidas designaba a Esparta como «Areo y los lacedemonios», basado en el modelo de la fórmula «Filipo y los macedonios».