En este lugar imaginado reina la felicidad, la sencillez y la paz en un ambiente idílico habitado por una población de pastores que vive en comunión con la naturaleza, como en la leyenda del buen salvaje.
La mitología griega inspiró al poeta romano Virgilio a escribir sus Églogas, una serie de poemas ambientados en Arcadia.
Sin embargo, Polibio llegó a describirla como una región pobre, yerma, rocosa, fría, privada de todos aquellos placeres que amenizan la existencia.
[2][3] En el Renacimiento, Arcadia pasa a ser el símbolo de la sencillez pastoril y escritores como Garcilaso de la Vega tratan frecuentemente el tema, asimilándolo al propio paraíso.
En el siglo XX, en 1994, el músico inglés Thomas Adès compuso un cuarteto de cuerdas titulado "Arcadiana", en siete movimientos.