Apostolado del Museo del Greco
Ello sugiere la colocación en una habitación rectangular: Cristo ocuparía el testero, y los discípulos —en grupos de seis— estarían en los dos muros laterales.Ambos conjuntos son similares en tamaño, tipos e iconografía, y con cierta intervención del taller en varias piezas.A la muerte del Greco, quedaba en su taller un conjunto completo, seguramente el que dejó Jorge Manuel Theotocópuli al Hospital de Tavera.Por contra, san Bartolomé parece en una fase inicial, sin veladuras en el ropaje, y con la mano derecha realizada por un ayudante.La posición frontal es casi bizantina, pero su mano derecha levantada coincide con la bendición latina, como en el mosaico de Monreale.[12] San Bartolomé es una figura única dentro de este conjunto, que no aparece en los otros apostolados conocidos.Es una obra inconclusa, y el personaje presenta un tono espectral, de mirada alucinada, envuelta en un ropaje blanco, que tal vez fuera la base para un acabado final no realizado.En su mano derecha sostiene el cuchillo con que fue desollado y con la izquierda, a sus pies, sujeta con una cadena al demonio cuyas tentaciones venció.Es muy hermoso el colorido de la túnica azul pálido y el manto verde vivo, que contrastan con el fondo castaño.En este cuadro el pequeño dragón representa el veneno, al que señala mientras mira hacia otro de los apóstoles.Es muy agradable el colorido del manto rosa, realzado con luces blancas, sobre una túnica verde con reflejos amarillos.[11] El santo es representado anciano, ligeramente inclinado hacia la izquierda, sosteniendo con ambas manos la alabarda de su martirio, Viste túnica azul y un manto amarillo casi anaranjado.La manga del brazo izquierdo tiene un hermoso azul luminoso, pero los paños amarillos con sombras rojas se han oscurecido.San Felipe sostiene la gran cruz -que es su atributo más habitual-, cuyo travesaño queda cortado por el marco del lienzo.La lanza que porta en este cuadro —en su mano izquierda— se refiere a su martirio por parte de sacerdotes hindúes.En este lienzo, el Greco abandonó la combinación cromática de las otras obras, y representó al santo con un manto azul pálido sobre túnica rojo-anaranjada, con virajes castaños en las sombras.