Fue este cultivo muy exitoso no sólo desde el punto de vista agrícola, sino que aportó beneficios económicos importantes a la población de Yucatán y al erario público ya que se exportó de la península a varias otras regiones.
[1] Nombró como teniente a Gaspar León de Salazar, persona muy respetada por su honradez y conocimientos.
Realizó obras materiales tanto en Mérida como en los pueblos del interior de la Capitanía General.
[1] El virrey lo repuso en su cargo y mandó detener a los encomenderos responsables del secuestro, quienes pudieron salir de prisión y regresar a sus hogares solo mediante la intervención del propio gobernador Figueroa, que los perdonó e incluso, les otorgó diversos favores.
Su viuda e hijos retornaron entonces a Yucatán para establecerse ahí.