Annus mirabilis

[1]​ Históricamente se ha aplicado a diferentes años, aunque su uso parece provenir del título de un poema de John Dryden (Annus Mirabilis, 1667)[2]​ sobre los terribles acontecimientos del año anterior en Londres, especialmente el gran incendio y la gran plaga.

La coincidencia de la cifra del año 1666 con el apocalíptico 666 (junto a otros asuntos numerológicos —en la numeración romana, MDCLXVI contiene todos los dígitos posibles, y en orden decreciente—)[3]​ hacía presagiar el fin del mundo, con lo que Dryden veía el milagro en la simple supervivencia; y la intervención providencial en la consecución de una destacada victoria naval sobre Holanda (la batalla del día de Santiago[4]​ —St.

Sin embargo, guardó silencio durante el annus mirabilis debido al caótico ambiente en Londres.

Aunque en la época la locución no fuera usada para ello (se utilizaban otras aún más hiperbólicas, como «la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crió»)[9]​ la expresión annus mirabilis ha sido muy frecuentemente aplicada a la concatenación de tales acontecimientos.

[10]​ En la historia de la Monarquía española hubo más momentos destacados que merecieron la denominación annus mirabilis.

[16]​[17]​ También se ha denominado annus mirabilis al que transcurrió entre 1644 y 1645, por las victorias del general escocés James Graham, I marqués de Montrose, en la guerra civil inglesa.

John Dryden (1631-1700)