Deseo

Los deseos son estados mentales conativos que se expresan con términos como "querer", "anhelar" o "apetecer".

Los deseos presentan sus objetos bajo una luz favorable, como algo que parece ser bueno.

Su cumplimiento normalmente se experimenta como placentera, en contraste con la experiencia negativa de no lograr hacerlo.

Si bien muchos investigadores están más o menos de acuerdo con estas características generales, hay un desacuerdo significativo sobre cómo definir los deseos, es decir, cuáles de estas características son esenciales y cuáles son meramente accidentales.

Una importante alternativa de origen más reciente sostiene que desear algo significa ver el objeto del deseo como valioso.

[8]​ Además de causar acciones y placeres, los deseos también tienen varios efectos en la vida mental.

[4]​ También hay trastornos mentales que tienen un efecto similar, como los tics asociados con el síndrome de Tourette.

En algunos casos extremos, tales deseos pueden ser muy comunes, por ejemplo, una persona totalmente paralizada puede tener todo tipo de deseos regulares, pero carece de cualquier disposición para actuar debido a la parálisis.

[1]​ Las teorías hedónicas evitan muchos de los problemas que enfrentan las teorías basadas en la acción: permiten que otras cosas además de los deseos nos inclinen a las acciones y no tienen problemas para explicar cómo una persona paralizada puede seguir teniendo deseos.

[3]​ Aparte de esto, también puede haber deseos malos o engañosos cuyo cumplimiento no trae el placer que originalmente parecía prometer.

[1]​[9]​[3]​ Por ejemplo, a Haruto le gustan las películas, por lo que tiene un deseo intrínseco de verlas.

[1]​ Así, si Haruto fuera un aficionado a la conducción, podría tener tanto un deseo intrínseco como uno instrumental de conducir al cine.

[1]​[3]​ Conducir al cine, por ejemplo, es uno de los requisitos causales para ver la película allí.

Pero muchos de sus otros deseos, como vender su coche viejo o hablar con su jefe sobre una promoción, son meramente parados durante esta conversación.

Los deseos parados siguen siendo parte de la mente incluso cuando el sujeto está profundamente dormido.

Este deseo está ocurrente porque desempeña algún papel en la vida mental del agente, incluso si no guía la acción.

[1]​[12]​ En religión y filosofía, a veces se hace una distinción entre deseos superiores e inferiores.

[18]​ En algunas religiones, todos los deseos se rechazan enteramente como una influencia negativa para nuestro bienestar.

La segunda noble verdad en el budismo, por ejemplo, afirma que desear es la causa de todo sufrimiento.

Esta distinción se encuentra, por ejemplo, en el Bhagavad Gita o en la tradición del bhakti yoga.

Los deseos auténticos expresan lo que el agente realmente quiere desde lo más profundo de su ser.

[27]​ Las teorías del bienestar basadas en la satisfacción del deseo (desire-satisfaction theories of well-being) afirman que el bienestar de una persona está determinado por si los deseos de esa persona están satisfechos.

[31]​ La noción de razones prácticas está estrechamente relacionada con la motivación y el deseo.

Esta idea se remonta a Immanuel Kant, quien sostiene que hacer lo correcto no es suficiente desde la perspectiva moral.

[27]​[38]​ Esto a veces se expresa diciendo que el objeto es deseable, apropiadamente deseado o digno de deseo.

[1]​[4]​[29]​ Para que esto funcione, el deseo debe entenderse como implicando un grado o una intensidad.

Esta consideración se ha utilizado para sugerir que tal vez la preferencia, y no el deseo, sea la noción más fundamental.

Una distinción importante para esta investigación es entre los deseos intrínsecos, es decir, lo que el sujeto quiere por sí mismo, y los deseos instrumentales, es decir, lo que el sujeto quiere por otra cosa.

El deseo es alimentado por uno o varios sentimientos y/o necesidades, llevando al individuo a diferentes estados de conciencia emocional.

[49]​ Según Agustín de Hipona, la determinación originaria del ser consiste en el retorno al Creador.

Désirs pintura hecha por William Sergeant Kendall, 1892.