Preferencia

En las ciencias sociales, particularmente la economía, la preferencia es el orden que un individuo (agente económico) otorga a un conjunto de alternativas en función de su utilidad relativa, proceso que da como resultado una "elección" óptima.Por ejemplo, suele preferirse la felicidad al sufrimiento o la tristeza.Además, usualmente (aunque no siempre) se asume que se prefiere el mayor consumo de un bien normal a un consumo menor.Las preferencias juegan un papel importante en muchas disciplinas, incluida la filosofía moral y la teoría de la decisión.Las propiedades lógicas de las preferencias también tienen efectos importantes en la teoría de la elección racional, que ha tenido una gran influencia en el pensamiento económico contemporáneo.En la ciencia cognitiva, las preferencias individuales también se utilizan para explicar la toma de decisiones.En microeconomía, particularmente la teoría del consumidor, las preferencias son usadas para modelar las decisiones de los agentes económicos.[2]​ Mientras que los economistas de los siglos XVIII y XIX teorizaron sobre la utilidad, con el advenimiento del positivismo lógico en el siglo XX, Frisch consideró que el concepto necesitaba una mayor contrastación empírica.El libro de John Von Neumann y Morgenstern de 1944 Juegos y comportamiento económico trataba las preferencias como una relación formal cuyas propiedades pueden enunciarse axiomáticamente.[5]​ Este tipo de comprensión axiomática de las preferencias pronto comenzó a influir en otros economistas: Marschak y Houthakker lo adoptaron en 1950 y Kenneth Arrow lo desarrolló en su libro de 1951 Elección social y valores individuales.[6]​ Gérard Debreu, influenciado por las ideas del grupo Bourbaki, defendió la axiomatización de la teoría del consumidor en la década de 1950, y las herramientas que tomó prestadas de las relaciones binarias se han convertido en una corriente principal desde entonces.un conjunto de alternativas posibles, mutuamente excluyentes, entre las que debe elegir un agente.En inteligencia artificial, sin embargo, se utilizan los estados del mundo externo.A partir de las preferencias puede crearse una función de utilidad, la cual asigna una numeración real siempre y cuando respete las preferencias establecidas sobreSi un consumidor tiene una relación de preferencia que incumple la transitividad, entonces alguien poco escrupuloso podría sacar provecho de ello.Tras esto, pagaría x por cambiar su plátano por una naranja, y otra vez x para cambiar la naranja por una manzana, y así sucesivamente.Por ejemplo, no hay por qué decidir si un consumidor prefiere ir en vacaciones en avión o en tren si no tiene suficiente dinero para ir de vacaciones (aunque también puede soñar con lo que haría de ganar la lotería).Sin embargo, la preferencia puede interpretarse como una elección hipotética que puede realizarse, en lugar de un estado mental consciente.En este caso, la completitud asume que el consumidor siempre puede decidirse entre sí es indiferente o prefiere una opción cuando se le presenta cualquier par de opciones.En principio, el consumidor elige un paquete dentro de sus capacidades cuando lo prefiere al resto de posibles paquetes; con lo que maximiza la utilidad.[9]​ Los economistas tienen un interés general por analizar estas influencias, pero normalmente tienen que estrechar su enfoque.Por tanto, una práctica común consiste en dirigir nuestra atención exclusivamente a las elecciones entre opciones cuantificables (por ejemplo, las cantidades relativas de alimentos y cobijo que han sido adquiridas, el número de horas trabajadas por semana o la elección entre tasas fiscales concretas), pero manteniendo constantes todos los demás factores que afectan el comportamiento.El análisis económico de las elecciones para maximizar la utilidad recurre al supuesto "ceteris paribus" (manteniéndose todo lo demás constante), a efecto de facilitar el análisis de las elecciones en un contexto simplificado.Como un ejemplo importante del supuesto ceteris paribus, véase el problema de un individuo que debe elegir, en un momento determinado, si consumese refieren a las cantidades de los bienes que podría elegir y la notación “otros” recuerda que, para el análisis, se han mantenido constantes muchos aspectos del bienestar del individuo.La economía de la conducta investiga las circunstancias donde el comportamiento humano es consistente e inconsistente con estas suposiciones, particularmente a partir del estudio de sesgos cognitivos.