Angie Bonino (Lima, 1974) es una artista e investigadora multidisciplinaria, curadora y docente.
El origen de su nombre proviene de una promesa que le hace su madre —dirigente feminista que trabajó en las brigadas internacionales, quien junto a su padre, militantes comunistas, la educaron en la Dialéctica como concepción del mundo— a la activista afroamericana Angela Davis, presa en ese momento, de ponerle su nombre a su futuro descendiente en caso de que lleguen a liberarla y Natalia por "Nataly" la famosa guia soviética convertida en una popular canción por los hermanos Arriagada.
Bonino experimenta con espacios reales y virtuales, intervenidos en la línea del accionismo de Fluxus, Rebeca Horn, Lynn Hershman o Marina Abramovic, entre otros referentes.
[1] Sobre la obra de Angie Bonino, el investigador peruano José-Carlos Mariátegui señala que "tiene una sutil particularidad, pues notamos que es imposible definirla sin mencionar tres campos relacionados: el video, la acción y el espacio”.
[5] Estos tres aspectos se relacionan para involucrar al espectador en una reflexión e interacción con su obra, y que no solo permanezca como observador pasivo, en vista de que el interés de Bonino radica en la instalación multimediática.
Bonino se sumerge en estos simbolismos que dan identidad a esta cultura llena de colores fosforescentes y expresiones populares.
[5] Sobre estos vídeos José Carlos Mariátegui señala: “todos estos vídeos son una demostración de actos no realizados en la realidad sino en la imagen en movimiento, pero que se encuentran ligados al campo de la acción”.
Este work in progress presentado en Barcelona, consistente en vídeos, pinturas, dibujos, fotografía, plataformas de internet, etc., se apoya en "las contradicciones que atraviesan la modernidad política y, especialmente, el proyecto demiúrgico del Estado-Nación de construir una realidad compartida para un territorio y un pueblo".