Aunque nació en Coira, Suiza, creció en Schwarzenberg, en Vorarlberg (Austria), de donde era oriunda su familia.
Su padre, Johann Josef Kauffmann, era pobre y un pintor mediocre, pero aparentemente muy bueno enseñando a su precoz hija.
Estaba entonces Kauffmann pintando su retrato, de medio cuerpo, del que también hizo un aguafuerte.
«Puede considerársela bella», añade, «y cantando puede igualarse a nuestros mejores virtuosos».
Estando en Venecia, Lady Wentworth, la esposa del embajador británico, le pidió que la acompañase a Londres.
A pesar de la buena fama como pintora que Kauffmann disfrutaba en la sociedad inglesa y de su éxito como artista, se sentía frustrada por la relativa apatía que los ingleses sentían hacia la pintura histórica.
Poco después ella se retiró a Roma, donde trabó amistad, entre otros, con Goethe, quien dijo que ella trabajaba más duro y lograba más que ningún otro artista que él conociese, pero siempre impaciente, quería hacer más (Viaje italiano de Goethe, 1786-1788) y vivió durante 25 años, en gran parte, de su antiguo prestigio.
Siguió contribuyendo a la Academia de manera intermitente, exponiendo por última vez en 1797.
Angelica Kauffmann fue una artista extremadamente prolífica que consiguió en su época una enorme popularidad y fortuna.
[15] Pero quizá sea conocida, sobre todo, por los numerosos grabados a partir de sus dibujos hechos por Schiavonetti, Bartolozzi y otros.
[17] No debe ser confundida con la también pintora Angelika Kaufmann, que nació en 1935 en Carintia, Austria.