Contiene en su interior una proteína compleja, en cuya molécula está presente el hierro, que confiere a la sangre su color rojo característico y que es denominada hemoglobina (Hb), esencial para dicha función de transporte.
[2] Los hematíes normocíticos (tamaño normal) presentan las siguientes dimensiones: La anisocitosis (del griego an: ‘privación’; isos: ‘igual’; y kytos: ‘célula’) es un estado patológico de los glóbulos rojos, en el cual estos elementos presentan dimensiones extremadamente variables, en lugar de tener todos el mismo diámetro.
Este término se aplica igualmente a las grandes variaciones de diámetro que pueden presentar los glóbulos blancos.
Se observa en todas las condiciones asociadas a esplenomegalia y en las siguientes enfermedades: También aparecen estos hematíes en la hematopoyesis extramedular (mielofibrosis, anemia mieloptísica).
Ello les confiere una imagen en diana y por eso, reciben el nombre de dianocitos.
Se produce, por ejemplo, en la uremia, cuando los hematíes son pobres en K+ y en las hepatopatías neonatales.
Se produce en la anemia microangiopática, en la hemólisis mecánica por la presencia de una prótesis valvular en el corazón y en las quemaduras graves.
Se produce en la anemia hemolítica microangiopática, en la hemólisis por prótesis cardiacas y en el hemangioma cavernoso.
Los hematíes normocrómicos presentan, con los métodos de tinción habituales, una coloración rosada (eosinófila).
Consiste en la existencia de unos hematíes que presentan una coloración ligeramente basófila.
La sustancia granulofilamentosa o reticulofilamentosa procede, fundamentalmente, de restos ribosómicos agregados.
Consiste en una trama granulosa visible mediante la coloración con azul de cresil brillante.
Pueden ser agregados ribosómicos originados por una degeneración vacuolar del citoplasma o precipitados de cadenas globínicas libres.
Consiste en puntitos basófilos, con las tinciones habituales, de tamaño variable y dispersos por toda la superficie del hematíe.