Aproximadamente 300.000 personas asistieron al concierto, y algunos especulaban que sería el "Woodstock del Oeste".
Los cineastas Albert y David Maysles junto con Charlotte Zwerin registraron el evento, incorporándolo a un documental llamado Gimme Shelter.
Los Rolling Stones habían terminado su exitoso American Tour de 1969, y querían concluir su estancia en Norteamérica con un gran concierto.
Mick Jagger, en una conferencia de prensa, anunció que la banda iba a realizar una aparición sorpresa en un lugar no determinado.
Lo que es más importante, faltaban las instalaciones tales como baños públicos y tiendas de campaña médica.
El grupo de motociclistas fue recomendado a los Stones por Grateful Dead, ya que sólo cobraban $500 en cerveza.
Pero Sam Cutler, el road manager de los Stones, negó tal asunto diciendo que sólo fueron al concierto para divertirse, y que en ningún caso se comprometieron a actuar como guardias, aunque el documental del festival demuestra lo contrario[3] y los afiches también.
[4] A medida que avanzaba el espectáculo, más agitada se ponía la multitud y comenzaban los roces con los Ángeles del Infierno.
Marty Balin de Jefferson Airplane fue noqueado en pleno escenario por un Ángel del Infierno, hecho que quedó registrado en Gimme Shelter.