Ovidio ofrece otra versión según la cual Alfeo era un río de Arcadia donde se bañaba Aretusa que, sorprendida por el dios, huyó corriendo y pidió auxilio a Artemisa.
Así, Alfeo no pudo distinguir a su amada y, humillado, se retiró.
Plutarco narra una historia sobre este personaje que dista totalmente de las anteriores.
Según él, Alfeo era un hijo del dios Helios que mató a su hermano Cércafo en una competición.
Desesperado por los remordimientos y acosado por las Erinias, Alfeo se arrojó al río Níctimo, que desde entonces tomó su nombre.