No obstante, estas aleaciones tan puras son empleadas de forma extendida en Asia, Oriente Medio y África.
Este tipo de trabajo abarca collares, brazaletes, pendientes, cinturones y anillos.
Más recientemente, mostrar cierto tipo de elementos, como los pírsines, está mayoritariamente aceptado.
La historia de las joyas es extensa, con diferentes usos según la cultura a la que pertenecen.
En el periodo predinástico las joyas comenzaron a simbolizar estatus y poder religioso en la comunidad.
No solo eran llevadas por las clases ricas en vida, sino también en la muerte, formando parte del denominado ajuar funerario.
En conjunción con el oro, los egipcios usaban en sus joyas tanto vidrios coloreados como piedras preciosas.
Además, antiguos diseños turcos encontrados en joyas persas sugiere que el comercio entre Oriente Medio y Europa no era inusual.
[21] Hace aproximadamente 4000 años, la elaboración de joyas se convirtió en un oficio importante en ciudades como Sumeria y Acad.
En Asiria, tanto hombres como mujeres portaban grandes cantidades de joyas, incluidos amuletos, brazaletes para el tobillo, pesados collares y sellos.
Se empleó una amplia variedad de técnicas sofisticadas tales como el esmaltado cloisonné, grabado, granulación, y la filigrana.
Es en Grecia donde aparecieron los primeros camafeos a partir del sardónice indio, una variedad de ónice con bandas marrones, rosa y crema.
La joyería griega era a menudo más simple que la de otras culturas, tanto en su diseño como en su manufactura.
Sin embargo, con el paso del tiempo, estos diseños crecieron en complejidad y se fueron empleando otros materiales.
Los griegos apenas usaban joyas y cuando lo hacían era para apariciones públicas o en ocasiones especiales.
Cuando el dominio romano llegó a Grecia, no se detectó ningún cambio en los diseños.
En la Inglaterra dominada por los romanos, se trabajó con madera fosilizada (azabache) que se obtenía del norte del país y que era a menudo esculpida para formar parte de piezas de joyería.
Las mujeres llevaban una vasta colección de joyas, mientras que los hombres usaban frecuentemente un solo anillo, aunque algunos tenían uno en cada dedo y otros no lucían ninguno.
Fíbulas, amuletos, y en menor extensión, anillos signatarios, eran las piezas de joyería más comunes.
En el siglo XVII, los nuevos descubrimientos y el auge del comercio llevó a incrementar tanto la disponibilidad como el tipo de materiales con los que se podía trabajar, así como la exposición al arte de otras culturas.
En este periodo, se vio incrementada la dominación del trabajo con piedras preciosas y cómo engastarlas.
Bajo su reinado, los joyeros introdujeron el «aderezo», juego armonioso de varias piezas: la tiara, pendientes, anillo, broche, pulseras y collar.
A finales del siglo XVIII, el Romanticismo tuvo un profundo impacto en el desarrollo de la joyería occidental.
Más tarde, ganaría notoriedad el establecimiento a través de la película Breakfast at Tiffany's (Desayuno con diamantes en España).
En 1890, los joyeros exploraron el potencial del nuevo estilo Art Nouveau y de otros movimientos muy cercanos a este como el alemán Jugendstil, el movimiento británico (y en cierta extensión americano) Arts and Crafts, el modernismo catalán, el austriaco Sezession, el Liberty italiano, etc.
Los motivos incluían orquídeas, lirios, pensamientos, vides, cisnes, pavos reales, serpientes, libélulas, criaturas mitológicas y siluetas femeninas.
René Lalique, joyero que trabajaba en la tienda parisina de Samuel Bing, fue reconocido por sus contemporáneos como una figura sobresaliente en esta nueva tendencia.
El nuevo estilo modificó el énfasis que se ponía en las piedras preciosas y lo sustituyó por el diseño artístico de la pieza en sí misma.
Tras la Primera Guerra Mundial, cambió la actitud del público desarrollándose un gusto por un estilo más sobrio.
La joyería más antigua hecha en China también comenzó aproximadamente en el mismo periodo, pero la primera se extendió con la difusión del budismo hace 2000 años.