Tiempo después comenzaría a trabajar en su obra El antiguo régimen y la revolución.
[cita requerida] Fue un liberal clásico que abogaba por el gobierno parlamentario, y era escéptico en cuanto a los extremos de la democracia.
Probablemente por esta razón, desconfió toda su vida de los revolucionarios, sin que ello lo llevara a planteamientos ultraconservadores.
Sin embargo, su estancia en Estados Unidos le sirvió para profundizar en el análisis de los sistemas político y social estadounidenses, que describió en su obra La democracia en América (1835-1840).
En 1839 fue elegido diputado por el pueblo de Normandía que lleva su mismo nombre, Tocqueville (del que habla en su obra Souvenirs), y en 1841 llegó a la Academia Francesa.
[3] Tras el advenimiento del Segundo Imperio, Tocqueville se retiró de la vida pública y se dedicó a la que sería su obra cumbre (junto con De la democracia en América), inacabada: El Antiguo Régimen y la Revolución (1856).
Tocqueville propone una filosofía de la historia, algo muy propio de los siglos XVIII y XIX; una visión que otorga sentido general a toda la evolución histórica.
La novedad es que estos modelos no reflejaban al pie de la letra la realidad, sino que se dedicaban a privilegiar rasgos de esta realidad (más tarde lo hará Max Weber, y se llamará categoría o «tipo ideal»).
La libertad política, en contraste, es un bien que se debe seguir a todo momento en las sociedades democráticas, aunque sus efectos sean a largo plazo y no beneficien a toda la gente son necesarios para mostrarle al ciudadano que vive con otras personas, que necesita de ellas para vivir y que requiere del Estado para desarrollarse como ciudadano y como miembro de la sociedad.