Así, cada 3 años, se renuevan parcialmente todos los consejos generales de Francia.
El escrutinio se hace siguiendo el mismo sistema que rige para las elecciones legislativas: mayoritario uninominal a dos vueltas.
Para poder pasar a la segunda vuelta, hay que obtener el voto del 10% de los inscritos.
Ahora bien, sus miembros —los consejeros generales— no eran elegidos en unas elecciones democráticas sino que eran nombrados por el gobierno.
Este sistema se modificó en 1833, pasando a ser elegidos los consejeros generales mediante sufragio censatario.
En 1970, Évelyne Baylet fue la primera mujer presidenta de un consejo general (Tarn y Garona).
[6][7] El objetivo es entonces feminizar a los consejeros generales, que están mayoritariamente compuestos por hombres.