Agamenón (obra)

Esperándole en casa está su esposa, Clitemnestra, quien ha planeado su muerte en venganza por el sacrificio de su hija, Ifigenia.

En algunas versiones, Ifigenia es sustituida en el último momento por una corza o una cierva y llevada a tierras lejanas de la diosa Artemisa, pero esto nadie lo sabe salvo ellas.

Ha permanecido allí agachado "como un perro" (kunos diken) durante años, "siguiendo las instrucciones de una mujer con corazón varonil".

Lamenta los destinos de la casa, pero promete mantenerse en silencio: "Un gran buey ha pisado mi lengua".

Se cuenta el prodigio nefasto de las dos águilas (los Átridas Menelao y Agamenón) que matan a una liebre preñada (Troya), interpretado correctamente por Calcas, como la guerra contra Troya y la ira de Artemisa, que siente compasión por la liebre.

Primer episodio (vv. 258-354): Clitemnestra entra en escena, el coro inicia un diálogo con ella preguntándole si es cierto que Troya ha caído o si es solo un sueño de la reina.

Hay una breve intervención de Clitemnestra, que entra y sale rápidamente (vv. 587-614): afirma haber tenido razón sobre las señales y de querer esperar al marido al que en este tiempo ha servido con lealtad.

Cuarto episodio (vv. 1035-1330): Clitemnestra entra para convencer a Casandra de que entre, pero esta no responde y la deja.

La profetisa presagia un nuevo dolor que golpeará a la ya delictiva casa de Atreo: Agamenón será asesinado por Clitemnestra en la bañera.

El coro al principio no lo entiende, interviniendo esporádicamente, después empieza a comprender.

Al final, Casandra elige entrar en el palacio, sabiendo que no puede evitar su destino.

Egisto ordena a sus matones que intervengan, pero Clitemnestra los detiene, pues no quiere más derramamiento de sangre: "Ya hay suficiente sufrimiento.

En su análisis de esta tragedia, Francisco Rodríguez Adrados apunta a que es antihomérica, pues el ideal heroico se manifiesta insuficiente.

Se trata, en suma, de una inversión del ideal heroico, pudiendo considerarse Agamenón como una «auténtica proclama antihomérica: lo que allí era gloria aquí es injusticia castigada».

Clitemnestra se ha tomado la justicia por su parte y aunque al final pretende detener la matanza, tanto Casandra primero como el coro después recuerdan la existencia de un hijo, Orestes, que podrá continuar el derramamiento de sangre, ejerciendo una nueva venganza privada.

Clitemnestra duda antes de matar a Agamenón dormido. A su lado, Egisto la urge para que lo ejecute. Óleo sobre lienzo, 1817, obra de Pierre-Narcisse Guérin .