Acuífero costero

Básicamente, una cuenca costera es definida como una zona en la que el agua dulce entra a través de las precipitaciones, o a través de aportes subsuperficiales, y sale como evapotranspiración, o mediante escorrentía subsuperficial, hacia el mar u océano.

La salinización del acuífero costero puede estar atribuida también a sedimentos marinos parcialmente lavados dentro o en zonas aledañas al acuífero, desplazamiento de agua salada atrapada en formaciones profundas, infiltración de aguas salobres desde estuarios o fuentes superficiales, entre otros.

Es difícil plantear una clasificación con base en geoformas costeras debido a la gran variedad de estas, sin embargo pueden agruparse en dos categorías generales:[1]​ Un delta es un depósito de sedimentos en un ambiente léntico, en nuestro caso en el mar.

Los diversos brazos de un delta transportan, generalmente material fino, hacia el mar, en la región sumergida.

[2]​ Las capas más permeables conformadas por compuestos conglomerados de gravas, arenas y areniscas, están confinadas por capas con un contenido alto de finos, como limos y arcillas.

Estas absorben el agua dulce proveniente de las lluvias, impidiendo que esta escurra directamente al mar.

Absorben y filtran las aguas que llegan del continente almacenándola a pocos metros de profundidad.

El agua subterránea generalmente transita en los espacios porosos de las formaciones geológicas; existen dos tipos de porosidad; la porosidad primaria, que se refiere a los espacios creados al mismo tiempo que se formó la roca (como en arenas bien gradadas no consolidadas), y la porosidad secundaria, que se refiere a espacios que se crean luego de la formación de la roca (tales como fracturas en granitos y conductos cársticos en calizas).

Al contrario, las rocas consolidadas, comúnmente llamadas roca fresca, consisten en partículas minerales que han sido litificadas por el calor y la presión o han sido cementados por reacciones químicas y precipitación de sustancias disueltas dentro de la masa sólida.

La investigación apunta además a un vínculo significativo entre paleocauces que han incisado acuíferos confinados costa afuera, con la posibilidad de que ocurra una descarga subterránea hacia el mar de agua dulce o intrusión salina hacia el acuífero.

[10]​ La SGD puede ocurrir en cualquier lugar que el acuífero este hidráulicamente conectado a través de rocas o fondos permeables y donde la cabeza este por encima del nivel del mar.

[11]​ Recientemente, se viene dando un interés científico sobre este tema, dado que es un fenómeno que se presenta en casi cualquier costa, y es de especial importancia detectar en donde las actividades humanas puedan afectar ecosistemas marinos muy sensibles a las acciones entrópicas sobre este flujo.

El agua marina que se introduce en el acuífero tiene altas concentraciones de sólidos disueltos totales y ciertos compuestos inorgánicos, por ello no es apta para el consumo humano y otros usos antropogénicos.

Si a estas condiciones se le suma la explotación intensa, los escenarios de sostenibilidad del acuífero son críticos.