Último discurso de Salvador Allende

Su compromiso con una agenda de izquierda, que incluía avanzar con la nacionalización del cobre y la redistribución de la riqueza, había generado tensiones entre la derecha y la polarización en la sociedad chilena.Según relató el director de Radio Magallanes, Guillermo Ravest, este se encontraba en su oficina cuando el presidente Allende le llamó por teléfono, y le requirió:«Necesito que me saquen al aire inmediatamente, compañero.[3]​ En su alocución, Allende abordó diversos temas y se dirigió a diferentes segmentos de la sociedad chilena.También denunció la traición de algunos sectores militares y civiles que habían participado en el golpe.[4]​ Dirigiéndose a la juventud, los trabajadores, las mujeres, los campesinos y los profesionales patriotas, Allende expresó su confianza en que Chile superaría este momento oscuro y que eventualmente se abrirían las «grandes alamedas» para construir una sociedad mejor.Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes.Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse.El discurso fue grabado por los empleados de la Radio Magallanes, el director Guillermo Ravest y el radio controlador Amado Felipe, quienes hicieron numerosas copias en cintas magnéticas que sacaron desde los estudios de la radio, «con evidente riesgo» para sus vidas, haciéndolas llegar a la dirección clandestina del Partido Comunista de Chile, que lo distribuyó entre los corresponsales extranjeros.[2]​ La radio había decidido transmitir nuevamente el discurso, pero a las 10:20 horas aproximadamente las antenas transmisoras fueron bombardeadas y quedaron fuera del aire.[cita requerida] Ascanio Cavallo comenta que este discurso se caracteriza por ser «acusatorio, lírico, con volúmenes dramáticos, cambios de tono, giros anímicos, soplos vitales y a la vez fúnebres.
Caricatura de Carlos Latuff , titulada 11 September 1973