Afortunadamente para los Países Bajos, la atención del rey Felipe estaba puesta en la invasión de Inglaterra, lo que permitió que Oldenbarneveldt reuniera todo el poder administrativo en sus manos a falta de un gobierno organizado centralmente.
Los intereses de estos dos gobernantes, Mauricio de Nassau y Oldenbarneveldt, no entraron en conflicto porque Mauricio tenía más interés en el poder militar, en el entrenamiento y la dirección de ejércitos, ya que no tenía ninguna capacidad especial como estadista o inclinación para la política.
Oldenbarneveldt desempeñaba el papel de estadista más inclinado hacia la política.
Esta misión se salvó del desastre por los esfuerzos desesperados que culminaron en la victoria de Nieuwpoort.
En 1598 Oldenbarneveldt participó en una embajada política ante el rey francés Enrique IV y la reina de Inglaterra Isabel I y de nuevo en otra misión política en 1605 para felicitar al nuevo rey Jacobo I por su ascenso al trono.
En 1596 firmó la triple alianza con Inglaterra y Francia para acabar con el poder del Reino de España.
El Reino de España era una monarquía católica, mientras en los Países Bajos imperaba la doctrina calvinista.
Oldenbarnevelt apoyaba la corriente arminianista fundada por Jacobo Arminio, más tolerante y abierta en contraposición con la opción que defendía Mauricio de Nassau, que era más radical y denominada gomarista o contraremonstrantes, fundada por Franciscus Gomarus.
En 1617 en un intento de atajar estos problemas, se reúnen los Estados Generales de los Países Bajos, en el que se intenta fundar una iglesia que unifique las confesiones.
Este hecho, según sus palabras, fue su recompensa por servir a su país durante cuarenta y tres años.