Ramón Emeterio Betances y el abogado Segundo Ruiz Belvís habían salido de Puerto Rico hacia la República Dominicana para organizar un alzamiento independentista en la isla.
Cuando casi todo estaba listo para llevar a cabo la expedición contra la isla, el gobierno español consiguió que el presidente Báez prohibiera la salida de los expedicionarios de territorio dominicano, y que las autoridades en Saint Thomas, donde estaba fondeado el barco, lo ocuparan.
Los demás líderes, temiendo ser arrestados, decidieron adelantar la fecha señalada para iniciar la revolución sin esperar por Betances.
Los comerciantes peninsulares y las autoridades puertorriqueñas del gobierno local, considerados por los rebeldes enemigos de la patria, fueron hechos prisioneros.
El sacerdote Gumersindo Vega celebró un solemne tedéum y frente al altar mayor se desplegó la bandera boricua confeccionada por Mariana Bracetti.
Durante la madrugada el general Rojas y su pequeño ejército avanzaron hacia San Sebastián de las Vegas del Pepino.
El general Rojas y su ejército revolucionario de aproximadamente 400 hombres llegaron en la madrugada al pueblo del Pepino (hoy en día San Sebastián).
Uno de estos grupos de insurrectos, liderado por el lugarteniente Joaquín Parrilla, fue sitiado por militares y milicias puertorriqueñas del ejército español, que les pidieron la rendición, a lo que el lugarteniente contestó: "Parrilla no se rinde".
En lugar de mostrarse conciliador, intentaba resolver la situación con mayor represión, destierros y cárcel.
Thomas las confiscaron) que quedó exiliado, Segundo Ruiz Belvís (muerto en Chile en 1867 —por tanto, antes del Grito de Lares— buscando apoyo para la causa independentista) y Francisco Basora.