[7] No obstante Hérard en su retirada incendió el pueblo de Azua, fusilando a los prisioneros que había hecho.
En mayo de 1845 el general Pedro Santana asistido por el general Antonio Duvergé y el general José Joaquín Puello, vencieron a las tropas haitianas en la Estrelleta y en Beller y capturaron en Puerto Plata a la escuadra haitiana que había bombardeado esa población causando cuantiosos destrozos.
[9] En 1855, el emperador Soulouque invadió de nuevo la República con 30 000 soldados,[3] divididos en tres columnas sembrando el terror e incendiando todo lo que encontraba a su paso hasta que fueron derrotados en las batallas de Santomé y en Cambronal huyendo los haitianos en dirección a Haití.
Tras el tratado fronterizo de 1936, la República Dominicana terminó renunciando a esos territorios.
Poco después Napoleón envió un ejército que sometió toda la isla y la gobernó durante unos meses.
[15] No obstante, las autoridades españolas mostraron poco interés en su colonia restaurada por lo que este período de la historia se conoce como España Boba.
Paralelamente, los grandes ganaderos llegaron a tener un fuerte liderazgo en el sureste, donde la «ley del machete» gobernó por un tiempo.
Esta nueva forma de producción agrícola pasó a ser la dominante en toda la isla, constituyendo la principal actividad comercial y económica.
[21] También impulsó la representatividad electoral de las poblaciones a diversos niveles y la puesta en vigencia del código civil francés en toda la isla.
Toda persona de la parte oriental que quisiera dedicarse a dicha actividad debía juramentarse primero como ciudadano haitiano.
Todo esto fue reforzando la percepción que de sí mismos tenían los "dominicanos", quienes se sentían diferentes a los haitianos en idioma, raza, religión y costumbres.
Duarte, junto con varios liberales dominicanos fundó en 1838 la sociedad secreta La Trinitaria, nombrada así haciendo honor a la Santísima Trinidad.
Aunque muchos fueron los reclutados, la Trinitaria fue descubierta, lo que motivó el cambio de su nombre a «La Filantrópica».
Sin embargo, los Trinitarios que participaron en el derrocamiento llamaron la atención del sustituto de Boyer, Charles Rivière-Hérard.
Había nacido la nueva república bajo la forma de un gobierno republicano y democrático, en un pueblo libre que rechazaba cualquier imposición extranjera.
Según las crónicas de la época, no hubo ni una baja dominicana en esos aprestos ofensivos.
[2] Frente a la población de Los Cayos se entabló un combate naval donde fueron hundidos varios navíos haitianos y hechos prisioneros sus oficiales.
Durante mayo la fragata dominicana Cibao y la goleta Buenaventura comandadas por el General Juan Alejandro Acosta, hicieron un crucero por la costa sur de Haití, destruyendo el comercio y haciendo desembarcos en la costa.
Tras el tratado fronterizo de 1936, la República Dominicana terminó renunciando a esos territorios.
A este nuevo periodo de libertad se le llamó Primera República (1844-1861).