Según los informes, Napoleón le dio a Samuel un reloj de oro por su actuación.
[5] Sin el consentimiento de su familia, Carl 'secuestró' a su hermano menor y lo llevó a San Petersburgo, Rusia, para enseñarle el arte de la magia, desde donde emprendieron una gira por Europa con su espectáculo.
Su madre se reunió con ellos allí, e insistió en el regreso del pequeño Alexander a París.
Finalmente llegaron a un compromiso, y Alexander se quedó con Carl hasta que terminó la gira.
Samuel estaba tan impresionado con las habilidades adquiridas por su hijo pequeño, que decidió dejarlo continuar con la magia.
Robert-Houdin hizo arrestar a su mecánico de confianza, Le Grand, por hacer y vender ilusiones duplicadas.
No se sabe si Carl compró las ilusiones directamente a LeGrand o de otra fuente.
En 1860 Alexander tenía diecisiete años, y su destreza pronto rivalizó con la de su famoso hermano.
Iniciaron una exitosa etapa en los Estados Unidos, lo que les permitió acumular una considerable cantidad de dinero.
Por su parte, Alexander lucía un tupido pelo rizado, una perilla gruesa y un bigote con las puntas vueltas hacia arriba.
Sus ojos intensos, su imponente bigote y su perilla le daban una apariencia satánica; en persona parecía un mago.
Mientras estuvo en Estados Unidos, Alexander había comprendido la utilidad de promocionarse ante la prensa; y usó esa habilidad durante su carrera en Londres para publicitarse.
Herrmann sonrió y dijo: "Parece que soy la única persona honesta aquí".
Herrmann tenía una personalidad extrovertida y no tuvo problemas para hacer amigos.
En el barco, vio a la joven bailarina Mademoiselle Scarcez que había conocido en Londres.
Solía interactuar con algunos espectadores, utilizando su sorpresa para provocar las risas del público.
En 1883, después de consolidar su nombre en los Estados Unidos, Herrmann se embarcó en otra gira mundial.
[2] En San Petersburgo, tuvo una gran recepción, siendo invitado a un banquete para un ministro español, al que asistieron varios distinguidos miembros de la sociedad rusa.
Brindaron por su salud: "A partir de este momento, serás conocido como Herrmann el Grande".
El propio Herrmann contó a un periodista que en otra ocasión, mientras jugaba al billar con el zar, rompió un espejo de la sala, y fue capaz de hacer que se reparara tras cubrirlo con un paño.
Carl planeaba retirarse nuevamente y estaba preparando a su sobrino Leon para que fuera su sucesor.
Sin embargo, no tenía la intención de retirarse hasta que recuperara su fortuna.
Leavitt siempre pagó todos los costos de transporte, así como publicidad, salarios y otros gastos.
Después de su muerte, el mago Harry Kellar intentó sucederle, pero debido a las similitudes entre sus apellidos, el público asumió erróneamente que había modificado su apellido para aprovecharse de la fama del mago fallecido.
En consecuencia, Kellar realizó una gira por todo el mundo, solo haciendo viajes ocasionales a su país de origen.
Trató de destronar al monarca reinante, pero el público estadounidense adoraba a Alexander y su ingenio.
Herrmann sabía que Kellar no era una competencia seria, pero de todos modos se mostraba condescendiente con él.
Nunca hubo ningún problema hasta 1888, cuando Kellar se enteró de la gira propuesta por Herrmann para recorrer México.
[3] Siempre que Herrmann o Kellar iban a actuar en una ciudad, colgaban pancartas de papel anunciando su llegada.
Sentían que el país era lo suficientemente grande como para tener dos Reyes de la Magia.