En 1828 las autoridades británicas aprobaron la legislación que garantiza para todos el tratamiento igual conforme a la ley, sin tener en cuenta la raza.
En 1830 una nueva ordenanza impuso pesadas penas para el tratamiento severo de los esclavos.
Este sentimiento antibritánico no era de ningún modo universal; en el Cabo Occidental muy pocos se sintieron obligados a mudarse.
Otros grupos voortrekker se trasladaron hacia el norte, estableciéndose más allá de los ríos Orange y Vaal.
Esto había dado lugar a un considerable descontento entre los Uitlanders, haciéndose preparativos para derrocar el gobierno bóer.
El objetivo de la incursión era alcanzar Johannesburgo y apoyar la sublevación que ocurriría al mismo tiempo.
La incursión fue planeada por Cecil Rhodes a mediados de 1895 pero pronto sufrió retrasos.
Rápidamente viajó por tren a la Oficina Colonial, pidiendo al Gobernador general de la Colonia de Cabo Hércules Robinson rechazara las acciones de Jameson, y advirtió a Rhodes que la Compañía estaría en el peligro si se descubriera que el primer ministro del Cabo estuvo implicado en la Incursión.
Alrededor del mediodía la fuerza de Jameson se encontraba unas veinte millas más lejos, en Krugersdorp, donde una fuerza pequeña de soldados bóeres había bloqueado y cavado el camino a Johannesburgo.
La fuerza de Jameson pasó algunas horas intercambiando el con los bóeres, perdiendo varios hombres y muchos caballos en la escaramuza.
Los cansados invasores (raiders) de Jameson intercambiaron fuego con los bóeres, perdiendo a alrededor treinta hombres antes de que Jameson se diera cuenta que la posición era desesperada y se entregara al comandante Piet Cronje.
El gobierno bóer entregó más tarde los hombres a los británicos para su juzgamiento.
Los presos fueron devueltos a Londres, y el gobierno del Transvaal recibió una considerable compensación de la Compañía.
El doctor Jameson fue enjuiciado en Inglaterra por conducir la incursión; durante ese tiempo fue perseguido como famoso por la prensa y la sociedad de Londres, donde su fracaso fue ampliamente interpretado como una victoria.
El poema de Rudyard Kipling, Si (If), se lo reputa basado en la vida de Jameson y el sufrimiento que soportó durante la incursión, recordándose la incursión en varias líneas del poema.
El asunto llevó las relaciones anglo-bóeres a un peligroso punto bajo y los malos sentimientos fueron posteriormente caldeados por «el telegrama Kruger» del káiser (emperador alemán), Guillermo II, en el que felicitó a Paul Kruger por derrotar la incursión, y también pareció reconocer la República bóer y ofrecer apoyo.