Entre sus obras destacan la ópera Borís Godunov (1872), el poema sinfónico Una noche en el Monte Pelado (1867) y la suite para piano Cuadros de una exposición (1874).Se esforzó por lograr una identidad musical exclusivamente rusa, a menudo desafiando deliberadamente las convenciones establecidas de la música occidental.Durante muchos años, las obras de Músorgski se conocieron principalmente en versiones revisadas o completadas por otros compositores.[2] En 1849, ingresó junto a su hermano Filaret en la Escuela Pedro y Pablo (San Petersburgo), famosa por su tradición en la instrucción de la élite militar.Allí permaneció hasta que en 1858, con diecinueve años, abandonó la carrera militar, para dedicarse enteramente a la música.La abolición de la servidumbre rural en Rusia (1861) trajo importantes consecuencias económicas, sociales y políticas al país.[2] A ello se le sumó su participación activa en la Kuchka (grupo de Los Cinco) que musicalmente se posicionó como progresista, frente al conservadurismo achacado a la élite intelectual aristócrata, seguidora de la música europea occidental.Más tarde compartió apartamento con su colega profesional y maestro Rimski-Kórsakov hasta que este contrajo matrimonio en 1872.Nikolái Chernyshevski, muy importante para entender la estética en el arte ruso de mediados del siglo XIX, contrapone en su Las relaciones estéticas del arte con la realidad (Эстетические отношения искусства к действительности, 1855) la canción folclórica (la canción natural, ligada a lo real) al canto de la ópera italiana (“artificial, calculado, adornado”).[4] El nacionalismo impregna la cultura europea del siglo XIX pero también marca la recepción y la historiografía musical hasta nuestros días (sobre todo en lo que a la música rusa de dicho período se refiere).Para relativizar esta concepción, el historiador Francis Maes recuerda que la expresión de dicho nacionalismo no reside en la música en sí misma, sino en el vínculo entre la composición y su contexto.Así aporta nuevas visiones del repertorio con el objetivo de deconstruir el discurso esencialista: A mediados del siglo XIX, la música no jugaba un papel demasiado importante en la vida pública de la capital rusa.Tampoco había un sistema educativo (solo clases particulares como las que tomó Músorgski) ni una crítica musical potente.Este último se opuso a cualquier forma de educación académica y como alternativa se rodeó entre 1856 y 1863 del grupo de músicos a los que pretendía enseñar según sus principios (kuchka).La primera su producción vocal, por ser entendido en dicho paradigma el canto como la expresión musical más “natural” y real.