Designado como una variación postclásica del wéstern tradicional, el wéstern crepuscular o revisionista subvierte el mito y el romance del tradicional mediante el desarrollo de los personajes y el realismo para presentar una visión menos simplista de la vida en el "Viejo Oeste".
Otras películas revisionistas, en las que la acción y la aventura siguen ocupando un lugar prominente, se denominan "wésterns indios" o "wésterns de forajidos/pistoleros" porque, en lugar del héroe tradicional, el protagonista es un nativo americano, un forajido o un pistolero.
Se trata de un wéstern melancólico, revisionista y desmitificador, que presenta un Oeste en decadencia y a unos protagonistas perdedores; "héroes" cansados, nostálgicos, críticos, desencantados, sucios, resignados, acabados o atormentados, en donde la violencia es explícita.
Quince años después, Sergio Leone dirigió Érase una vez en el Oeste, un wéstern revisionista[9] que subvierte por completo el wéstern tradicional con personajes complejos y múltiples recursos argumentales, siendo el principal la venganza, el motivo del enigmático pistolero Armónica (Charles Bronson).
Como en Shane, no son los pistoleros los que "heredan el Oeste", sino en este caso la compasiva ex-prostituta del pueblo, Jill (Claudia Cardinale).
Al final de la película, todos los antagonistas, excepto Harmónica, están muertos y, como Shane, se aleja cabalgando hacia un futuro incierto.
[12] El subgénero aparece propiamente como resultados de la crisis de Hollywood en los años 50, al igual que el manierismo, no pudiendo marcar una diferencia clara entre estos dos movimientos, puesto que comparten algunos rasgos y son prácticamente simultáneos.