Alex Zülle, segundo el año pasado, y Pedro Delgado, dos veces ganador de la Vuelta, eran sus principales rivales.
En las dos etapas pirenaicas no hubo grandes diferencias, pero Rominger se adjudicó su cuarto triunfo parcial.
En esta etapa, precisamente, se vivió una curiosa situación, al vencer la etapa el francés Laurent Jalabert, el cual comenzaba a evolucionar de ser un esprínter a ser un corredor todoterreno.
Allí mismo, en Segovia, se disputaría la penúltima etapa, una contrarreloj de 53 kilómetros.
Tony Rominger, además, lo hizo con un gran dominio de la prueba, portando el maillot amarillo de principio a fin (cosa que solo habían realizado tres corredores anteriormente) y ganando seis etapas.