Aunque tiene fama de libertino, su amor por Madame de Merteuil le obliga a llevar a cabo todas sus voluntades, aunque en ocasiones protesta por amor propio.
La marquesa también ama a Valmont[1] pero se empeña en ponerle siempre a prueba para que él demuestre que ella es su preferida: este peligroso juego terminará con el trágico final de Valmont.
Valmont, sin embargo, prefiere centrar sus esfuerzos en otra mujer, austera y religiosa, Madame de Tourvel, ya que seducirla es un reto mucho más complicado que el de ser amado por una adolescente sin experiencia.
Es entonces cuando Valmont le propone una apuesta: seducir a la Presidenta de Tourvel para que caiga en sus redes.
La marquesa, celosa de la Presidenta y el Vizconde, cada vez odia más esta relación.