Victoria Farnesio (duquesa de Urbino)

[2]​[3]​[4]​ Sus abuelos paternos eran el cardenal Alejandro Farnesio (quien en 1534 se convertiría en el Papa Paulo III) y su amante, Silvia Ruffini; sus abuelos maternos eran el Condottiero Ludovico Orsini, conde de Pitigliano, y Giulia Conti.

[5]​[6]​ Victoria creció en el castillo de Gradoli y fue criada mayormente por su madre; casi nunca veía a su padre, que se encontraba en campañas militares.

Victoria fue considerada para varios proyectos matrimoniales, manejados por su abuelo paterno, el Papa Paulo III, y su hermano, el cardenal Alejandro Farnesio.

[3]​ Victoria tenía aproximadamente 30 años (una edad bastante mayor para una noble soltera en aquella época) cuando su familia pudo finalmente arreglar un matrimonio para ella.

El representante de Guidobaldo II en Roma describió a Victoria como una mujer modesta, piadosa y gentil.

En 1569, Victoria logró convencer a su cuñado, el cardenal Giulio della Rovere, para que le cediera el ducado de Sora a su sobrino, Francisco María, el hijo de Victoria.

Lucrecia regresó a Ferrara pero continuó siendo duquesa de Urbino hasta su muerte en 1598, cuando Francisco María pudo finalmente volver a casarse —la novia era la segunda prima del duque, Livia della Rovere, de 14 años, elegida por Victoria.

El duque no fue feliz en este segundo matrimonio, pero logró tener el ansiado hijo varón, Federico Ubaldo della Rovere, nacido en 1605, tres años después de la muerte de Victoria.

Isabella, la hija mayor y la favorita de la duquesa viuda, también tuvo problemas maritales.

El humanista Antonio Brucioli, que fue perseguido por la Inquisición, le dedicó varios poemas espirituales a la duquesa.