Falleció en 1589 mientras estaba compilando su tercera obra, Rimas, la cual nunca se llegó a publicar.
Battiferri nació dentro de una elevada posición social y con acceso a riqueza cosmopolita.
Al alcanzar la adultez, Laura tenía una buena formación en literatura, filosofía y religión.
Entre tanto, Giorgio Vasari se había instalado junto con un grupo de artistas industriosos en Florencia e invita a Bartolomeo a que se le una, indicándole que había encontrado un nuevo mecenas en la región.
Laura miraba este desplazamiento con aprensión, ya que ella llevaba a Roma en el corazón.
Laura escribió sobre su desafortunada partida de Roma y su deseo de que su nombre y su reputación perduraran en este poema (traducido al español): Aquí estoy , parte vuestra, nobles ruinas invioladas, Si, aquí estoy — oh destino cruel— pronta a dejarte; alas, es que nunca tendrá fin mi profunda tristeza?
Si bien la villa en Maiano estaba rodeada de hermosos paisajes naturales, aun así ella extrañaba Roma.
En efecto, cada vez que los miembros de la comunidad artística florentina se juntaban para un gran evento público tal como un casamiento, nacimiento, victoria en una batalla, o funeral, Laura participaba escribiendo alguna poesía con motivo de la ocasión, casi siempre era la única mujer.
Cada miembro de los Intronati adoptaba un seudónimo humorístico, antifrástico, Laura eligió “la Sgraziata” o “la sin elegancia,” una característica contraria a su estilo.
Laura publicó su segundo libro, Los Siete Salmos Penitenciales… con algunos Sonetos Espirituales en 1564 el cual dedicó a la duquesa de Urbino.
En esta obra, ella mostró ser una buena traductora bíblica y exegeta, ambas habilidades típicamente reservadas para los hombres.
Laura pasaba la mayor parte de sus días meditando, orando o componiendo poesía espiritual en la capilla privada que Bartolomeo había construido para ella en su villa en Camerata.