Su veneración se extendió desde Bolivia a diversos países de América, como Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú; y también a países de Europa, como España.
Así mismo, varios lugares llevan el nombre de Copacabana en Argentina, Brasil y Colombia.
El inca Tito Yupanki, descendiente del inca Wayna Qhapak, no abandonó la idea y concibió el proyecto de labrar una imagen de la Virgen pensando que una vez hecha y trasladada al pueblo sería más fácil establecer la cofradía propuesta.
Al dejar Copacabana don Antonio, se hizo cargo de Copacabana el predicador bachiller don Antonio Montoro, quien al ver esa imagen desgarbada, tosca y sin proporciones, mandó sacarla del altar y llevarla con el desaire a un rincón de la sacristía.
Humillado Francisco Tito por este contratiempo y aconsejado por los suyos, marchó a Potosí, que contaba con destacados maestros en escultura de imágenes sagradas.
Con esos conocimientos se resolvió trabajar la imagen definitiva de la Candelaria.
Se fijó en ella con suma atención para grabarla en su mente y antes de comenzar su trabajo, hizo celebrar una misa en honor de la Santísima Trinidad, para obtener sobre su obra la bendición divina.
Los urinsayas, en principio, admitieron fundar la cofradía, pero no aceptaron la efigie labrada por Yupanqui, por lo que este empezó a buscar comprador.
Todo el pueblo salió gozoso a recibirla y con gran alegría la condujeron a la Iglesia, donde se celebró una misa en su honor y se entronizó la imagen de la Virgen.
Dice Alonso Ramos Gavilán: Pusieron pues esta imagen (tan devota como hermosa, y más hermosa que el cielo) en unas andas que la devoción del corregidor y cura tenían prevenidas, y en procesión solemne, acompañada de suspiros y lágrimas, fue recibida a horas de misa mayor en la iglesia donde se hallaron algunos españoles que estaban con el corregidor.
Su forma original esta permanentemente cubierta por lujosos mantos y trajes superpuestos a la talla, luciendo además una larga peluca de pelo natural.
En la actualidad la Basílica data del año 1805 y la imagen fue coronada durante el pontificado del Papa Pío XI en 1925, con el paso del tiempo los fieles donaron, para adorno de la imagen, gran cantidad de valiosas joyas y el templo se llenó de regalos y tesoros.
Cada año, desde varios lugares, sus devotos realizan una multitudinaria peregrinación el día Lunes Santo hasta Punta Corral.
Cuenta la tradición que un rico minero altoperuano volvía de un largo viaje por Europa y en el borde de las costas brasileñas, su embarcación comenzó a zozobrar por una terrible tormenta.
Atribuyendo el milagro al favor divino de la virgencita, cumplieron su promesa y construyeron un altar en su honor.
El siglo XVII en el antiguo barrio Sacopenapã, se levantó una capilla en honor a la Virgen de Copacabana, donde se entronizó una réplica llevada desde Copacabana.