En esta época de plena expansión del cristianismo, el vino alcanzó un valor único en Mallorca y la actividad vitivinícola una importancia destacada.
Las exportaciones quedaron paralizadas y el cultivo de la viña en la isla devastado.
A partir de los años 60, el desarrollo turístico propició que, por un lado, los hijos de muchos vinateros mallorquines abandonasen el negocio del vino (para invertir en la hostelería y la construcción) y, por otro lado, que se incrementara el consumo de vinos peninsulares, principalmente vinos a granel mucho más baratos.
Hoy en día, los vinos mallorquines cuentan con unas características singulares, una elevada calidad y una personalidad reconocida, que les ha permitido obtener importantes valoraciones por parte de los expertos.
Únicamente tienen derecho a usar esta mención los vinos elaborados íntegramente con uvas producidas en Mallorca y envasados en la zona de producció.
Las precipitaciones, que suelen ser de tipo tormentoso, se concentran en otoño.
Los vinos blancos son de color amarillo pálido a dorado; aromáticos, predominando los aromas frutales y/o forales; equilibrados, amplios y frescos.
Los vinos tintos son de capa elevada, con aroma potente y ricos en taninos.