Las pieles de la uva en contacto con el mosto durante su maceración le confieren un color más oscuro que puede ir del color oro hasta el naranja intenso dependiendo del tiempo de fermentación.[4][5][6] En el siglo XXI, se encuentran productores de vinos brisados en Italia, Austria, Eslovenia, España[6] y Francia.[8][9][5] Los vinos brisados no son una tipología oficial ni tienen una mención especial que deba ser indicada en la etiqueta.Son una manera ancestral de hacer vino que aún no ha sido definida del todo por los viticultores.Ambos aluden a la fermentación de vino blanco con pieles con o sin raspón, pero los vinos ámbar se crían siempre en unas tinajas de arcilla llamadas Kvevri enterradas o semi-enterradas en el suelo, mientras que los vinos brisados a menudo lo hacen sobre el suelo, lo que implica grandes diferencias térmicas durante la fermentación.Así, estas maceraciones largas crean mayor cantidad de sulfitos naturales y permite no tener que recurrir a conservantes o sulfitos artificiales añadidos, ni agregar levaduras ni controlar la temperatura y la humedad.Por otro lado, la apertura superior facilita las tareas de removido y rotura del sombrero.[4] De hecho, en Italia se les llama vino naturale, si bien el término es controvertido.
Vino brisado de tonalidad dorada.
Ánforas tradicionales enterradas en una bodega de
Kakheti
, en Georgia.