Hoy en día, la fabricación de Kvevris está restringida a tres regiones georgianas: Kakheti, Imereti y Guria.
La arcilla utilizada para fabricar un kvevri debe elegirse cuidadosamente, ya que sus características influirán en el contenido mineral del vino.
Más tarde, el jugo se deja fermentar en vino durante al menos cinco a seis meses antes de ser decantado y embotellado.
El orujo (puré de pepitas, pieles y tallos) que permanece se llama chacha en georgiano.
El resultado es un vino mucho más cercano a los estándares europeos, no tan tánico como el tradicional kajetiano, aunque en este caso una larga maduración en los kvevris les da el indiscutible estigma georgiano.
Los taninos que se encuentran en el vino kvevri limitan el contenido de proteínas y evitan el enturbiamiento.