Su orografía es en su mayoría llana, sin grandes desniveles, aunque por su proximidad a los Montes de Tras la Sierra, en ocasiones se torna escarpada y difícil.Ambas vías han ejercido un papel determinante en la evolución social, política y económica del municipio a lo largo de los siglos.Se han hallado evidencias de industrias líticas en la comarca, indicando un escaso poblamiento en la Edad del Bronce que residía en cuevas o en abrigos temporales al aire libre.En la Edad del Hierro, pequeñas fortificaciones vetonas (framontanos) comenzaron a aparecer en la zona.En 1184, Alfonso VIII cedió la villa y todas sus tierras al obispado de Plasencia, lo que llevó a su inclusión en el territorio del señorío eclesiástico.En este periodo, la principal actividad económica del municipio fue la agricultura, en especial el cultivo de cereales y vid.A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura, conocido entonces como el Villar.En el siglo XXI, el municipio se ha centrado en preservar su patrimonio histórico y cultural, a la vez que ha buscado fomentar el turismo.Construida totalmente en sillería, se compone de tres cuerpos separado por molduras impostas.Igualmente en esta localidad se encuentra el inicio del camino real a Plasencia.Si bien existieron movimientos que reivindicaron la reapertura del tramo;[4], actualmente la línea está desmantelada y se ha reconvertido en la Vía Verde Ruta de la Plata.Durante las mañanas de la semana Mayor se rinde homenaje mediante misas, cultos y procesiones al patrón, concluyendo el último día con la romería a su ermita.En cuanto a la cocina local cabe destacar los tripicallos, cuyo ingrediente principal es la patata.