[1] Se trataba de una explotación agrícola en la que se diferencian dos fases cronológicas; por un lado, una villa del siglo I que perduró hasta finales del siglo III y, por otro, la reedificación de la misma en el siglo IV, en un contexto de recuperación que vivió su mejor momento entre los gobiernos de Constantino I y Teodosio I el Grande, hasta que fue destruida y abandonada en el siglo VI.
En el centro hay un patio que en origen fue un peristilo pero más tarde se sustituyeron las columnas del lado sur por una arquería de ladrillo y los restantes lados se cerraron con muros.
[12] La crisis agrícola y minera afectó a la industria por la escasez de materias primas y los desastres políticos provocaron el descenso de la población, afectando a las actividades productivas.
Esto conllevó menos ingresos para el Estado, cuyos intentos de compensarlo, aumentando los impuestos, agudizaron aún más la crisis.
[12] En época bajoimperial se llevaron a cabo una serie de reformas para atajar los problemas anteriores y así, bajo Diocleciano, se reordenó el sistema fiscal para aumentar la recaudación final, debido al coste del creciente número de tropas y de funcionarios necesarios para garantizar la administración del Imperio.
[13] Sin embargo, todos esos factores determinaron un descenso de los elementos que integraban la economía desarrollada; se volvió a los intercambios basados en el trueque y la economía sufrió una ruralización, volviéndose a tomar la tierra como único valor seguro de riqueza.
El interior de Hispania fue una de las zonas más propicias para estos latifundios bajoimperiales, pues la vida urbana no había alcanzado el desarrollo que tuvo, por ejemplo, en la costa mediterránea.
A este momento constantiniano-teodosiano pertenece el mayor esplendor de la villa.
Más tarde se incorporó Domiciano Ríos, a quien posteriormente han correspondido los trabajos de conservación del yacimiento, especialmente los mosaicos.
Su emplazamiento se sitúa en la llanura fluvial del río Carrión, a unos 888 m s. n. m., en una zona por la cual discurren varios arroyos en sentido norte-sur.
[20] Su entorno se encuentra en la transición entre la vega del Carrión y los páramos de rañas.
Este eje, en forma de vía o camino, conectaba los distintos ámbitos del conjunto y al mismo confluiría la red de caminos secundarios necesarios para la explotación agropecuaria.
[20] El conjunto excavado hasta el momento muestra dos partes independientes pero unidas a través de un pasillo: por un lado el edificio principal, utilizado como vivienda por los dueños, de casi 3000 m², regular y simétrico en torno a un eje norte-sur y que presenta una planta cuadrada con un gran patio central rodeado de galerías a las que acceden las distintas estancias (típica vivienda de peristilo, muy habitual en el mundo romano), y por otro lado, al oeste, los baños.
[23] En el lado sur, junto a la entrada, se encuentra la habitación n.º 24, con suelo de opus signinum y con cuatro hoyos unidos por canales que servían como asiento para tinajas, por lo que se interpreta como una despensa.
La habitación contigua, la n.º 23, se identifica como cocina y en su pared exterior se hallaron restos de pintura, al igual que en otras estancias de la casa, especialmente del lado norte.
Bordeándola se encuentra el arranque de una escalera que conducía al piso alto.
Las tres estaban pavimentadas con mosaico y contaban con hipocausto o calefacción subterránea.
Este, la n.º 29, en un principio fue más pequeño pero sufrió una reforma que agrandó la habitación e hizo que el ábside de la sala quedase descentrado con respecto al eje de la habitación.
Al norte del corredor, frente a la sala circular, está el apodyterium o vestuario, que contaba con un banco corrido en su pared oriental y con una pequeña bañera oval, con escalones, en la esquina noroeste, así como un pavimento de opus signinum superpuesto a otro de mosaico.
[9] Comenzando por el acceso sur de la vivienda, pavimentado con un mosaico en el que se alternan cuadrados y octógonos y está bordeado por una cenefa de círculos secantes, las cuatro galerías del peristilo están pavimentadas; al norte y al sur el diseño es sencillo, de carácter geométrico, y así en el corredor norte el espacio se divide en cuadros o casetones en los cuales se alternan motivos como nudos de Salomón, esvásticas o cruces rodeados por una cenefa de motivos florales, mientras que en el corredor sur, muy destruido debido a la zanja, aparecen círculos secantes con cenefa de triángulos encadenados (guiloches).
Tanto en la esquina noreste como noroeste las habitaciones tripartitas presentan pavimento de mosaico.
En la esquina suroeste, el triclinio principal de la vivienda así como su vestíbulo presentan también pavimento musivario.
Los personajes representados, a un tamaño superior al natural, son los siguientes: El tercer tema figurado, el más destacado por su singularidad, es la cenefa que rodea la escena de Aquiles y Ulises.
De los dieciocho retratos originarios, se conservan catorce y su interpretación es complicada.
En total se han localizado tres conjuntos funerarios distintos en torno a la villa:[31] en primer lugar la llamada necrópolis norte, descubierta en la primavera de 1974 unos 700 metros al norte de la casa y correspondiente al primer periodo de la villa (entre los siglos I y III) y en la que también se siguió enterrando a partir del siglo IV.
La necrópolis sur es la más extensa e importante de las halladas hasta ahora.
Descubierta en 1972 y excavada en su totalidad, fueron hallados 526 enterramientos, entre los cuales se encontraron 59 zonas de cenizas, con cerámicas hechas a mano, lo que prueba que el lugar ya se utilizó como enterramiento al menos desde el siglo VI a. C. (Bronce Final o Primer Hierro).
Es llamativa la presencia de ofrendas al fallecido en estas tumbas pues en estos momentos, a finales del Imperio y con el cristianismo ya asentado, había desaparecido la costumbre de ofrecer objetos al difunto.
[35] Entre los ajuares masculinos destacan, en metal, los cuchillos tipo Simancas, las placas de cinturón o los botones mientras que en cerámica abundan la Terra sigillata hispanica tardía (TSHT).
Asimismo tiene como uno de sus fines la promoción y difusión de los valores arqueológicos y así se llevan a cabo distintas actividades dirigidas tanto a científicos como al gran público.