Debido a su popularidad y tradición está declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional.Su origen es incierto ya que comparte similitudes con mascaradas del resto de Europa en zonas escasamente romanizadas.[3] Esta fiesta primitiva se ajusta mucho a lo que el folclore cántabro ha conservado, teniendo probablemente un origen pastoril.Hasta principios del siglo XX se celebraba en los valles de Iguña, Anievas, Cieza, Cinco Villas, Luena y Toranzo, y que a juzgar por diversos indicios, debió estar mucho más extendida por Cantabria en épocas más antiguas.[cita requerida] Julio Caro Baroja señala que es una «danza salvaje muy semejante a El Guirria, de Ponga».Más tarde, en la plaza de la iglesia se da muerte al Oso comenzando a continuación el recorrido por los bares y tabernas del pueblo.La fiesta se mantiene mientras exista luz natural aunque puede alargarse hasta entrada la noche sucediéndose distintas representaciones y parodias.Salvo en los actos más importantes, no existe un recorrido establecido pudiendo los vijaneros variar su camino por todas las calles del pueblo.Podemos encontrar ritos muy similares en Macedonia, Rumanía, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Polonia, Alemania, Austria, Suiza, Italia, Francia, Irlanda, Inglaterra y Portugal.En Cantabria, aparte de las Vijaneras que ya han desaparecido, se conservan Zamarrones en Polaciones, Liébana, Lanchares y Los Carabeos.
La mascarada de La Vijanera, de origen
prerromano
, es la muestra viva de la supervivencia de los cultos arcaicos a la naturaleza en Cantabria.
Los
zarramacos
, guerreros del bien, cantando las coplas.