La mayoría de ellos son expatriados filipinos e indios que trabajan allí, pero no cuentan con ciudadanía saudí.
Arabia Saudita permite que los cristianos ingresen al país como trabajadores extranjeros para trabajos temporales, pero no les permite que practiquen su religión de manera abierta.
Los cristianos extranjeros generalmente tienen derecho a practicar rituales y oraciones en sus hogares siempre que sean individuales, pero está prohibido mostrar culto u ofrecer servicios religiosos a los cristianos pública o colectivamente.
[1] Entre estos están la Biblia, crucifijos, estatuas, grabados, artículos con símbolos religiosos y otros.
El país recientemente aprobó una ley recomendando la pena de muerte para cualquier persona que sea encontrada tratando de hacer ingresar una Biblia al país.
[1] La conversión de un musulmán a otra religión es considerada apostasía,[1] un crimen que puede traer consigo la pena capital si el acusado no se retracta.
[11] Otra razón para el traslado es que Baréin es más flexible en su política de visados.